Enérgico. Intimista. Emotivo. Nostálgico. Histriónico. Extraordinario. Enorme. Único. Se podrían escribir muchos adjetivos sobre la figura de Raphael encima de un escenario, pero sin duda todos los calificativos se quedarían cortos ante el despliegue que ofrece el artista en directo hacia un público absolutamente entregado. Y así es.
El pasado domingo 14 de agosto Raphael volvía al Festival Jardins de Cap Roig en Calella de Palafrugell, en un concierto en el que repasaría temas que ha labrado en una trayectoria de más de 50 años. Sus mejores baladas, tangos, rancheras, boleros... temas que ha aportado a la historia musical de este país y que, como él dijo, "ya no son sólo temas míos, sino que forman parte de todos". Un repertorio que ha emocionado, marcado y enamorado a varias generaciones, y con el que era imposible que fracasase... aunque el tiempo se lo puso difícil hasta solo quince minutos antes de empezar el concierto. "Es bueno que llueva... pero no hoy" manifestó.
Así pues, el artista llevó a cabo un gran concierto de unas 2 horas y cuarto de duración, en el que interpretó muchísimos temas que forman parte de la llamada "cultura popular", y que fueron entonadas por la mayoría de los que asistimos: Yo sigo siendo aquel, Mi gran noche, En carne viva, Maravillo corazón, Digan lo que digan... Y con ellas los aplausos. Montones y montones de aplausos que Raphael recogía agradecido tras cada canción, en esa mezcla de histrionismo y teatralidad que tanto le caracteriza. Musicalmente destacaría, quizás, cuando irrumpió en escena una barra de bar con una vieja radio de los años 30, en la que sonaba el inmortal tango "Volver" de Carlos Gardel, y con el que realizó un "dueto" consiguiendo levantarnos a todos de nuestras butacas. Y la banda que lo acompañaba... ¡qué banda! Dirigida por el argentino Juan Esteban Cuacci estuvo más que a la altura. Soberbia. Y eso que no es tarea fácil teniendo en cuenta el torrente de voz de Raphael y su arrolladora personalidad.
Para cerrar dos de sus mayores éxitos: Escándalo y Yo soy aquel. La guinda a una noche mágica... y que ponen de manifiesto que Raphael es más que un artista único e irrepetible. Eterno.
El pasado domingo 14 de agosto Raphael volvía al Festival Jardins de Cap Roig en Calella de Palafrugell, en un concierto en el que repasaría temas que ha labrado en una trayectoria de más de 50 años. Sus mejores baladas, tangos, rancheras, boleros... temas que ha aportado a la historia musical de este país y que, como él dijo, "ya no son sólo temas míos, sino que forman parte de todos". Un repertorio que ha emocionado, marcado y enamorado a varias generaciones, y con el que era imposible que fracasase... aunque el tiempo se lo puso difícil hasta solo quince minutos antes de empezar el concierto. "Es bueno que llueva... pero no hoy" manifestó.
Así pues, el artista llevó a cabo un gran concierto de unas 2 horas y cuarto de duración, en el que interpretó muchísimos temas que forman parte de la llamada "cultura popular", y que fueron entonadas por la mayoría de los que asistimos: Yo sigo siendo aquel, Mi gran noche, En carne viva, Maravillo corazón, Digan lo que digan... Y con ellas los aplausos. Montones y montones de aplausos que Raphael recogía agradecido tras cada canción, en esa mezcla de histrionismo y teatralidad que tanto le caracteriza. Musicalmente destacaría, quizás, cuando irrumpió en escena una barra de bar con una vieja radio de los años 30, en la que sonaba el inmortal tango "Volver" de Carlos Gardel, y con el que realizó un "dueto" consiguiendo levantarnos a todos de nuestras butacas. Y la banda que lo acompañaba... ¡qué banda! Dirigida por el argentino Juan Esteban Cuacci estuvo más que a la altura. Soberbia. Y eso que no es tarea fácil teniendo en cuenta el torrente de voz de Raphael y su arrolladora personalidad.
Para cerrar dos de sus mayores éxitos: Escándalo y Yo soy aquel. La guinda a una noche mágica... y que ponen de manifiesto que Raphael es más que un artista único e irrepetible. Eterno.