29 de octubre de 2010

Ya es Navidad en El Corte Inglés

Pues oye Maripili, resulta que tras una semana en casa y habiéndome concienciado que las vacaciones han terminado, me ha entrado la fiebre por decorar el piso con todo de adornos navideños y no tan navideños. Y bueno, quien dice "fiebre por adornar el piso", dice también "excusa para despilfarrar la nómina sin remordimientos". Que uno es algo modosito y se avergüenza y atemoriza con facilidad, así que hay que buscar excusas que me envalentonen para seguir adelante; con rumbo fijo, viento en popa, a toda vela, etc etc etc.

Así que los dos juntitos, Meia y un servidor, nos hemos ido a rondar las mil Ikea's, Baricentro's, Illa's Diagonales, Maquinistas, Cortingleses, y otros tantos macrocomplejos en los que nos encanta desenfundar la Visa cual Billy el Niño. Muñecos de nieve de trapo, cajitas con forma de regalo, un árbol de Navidad, adornos para colgar en él, conjuntos de mesa con motivos navideños y festivos... y los primeros regalos. Y sí, ya sé que estamos aún en Octubre, pero es que, por si no lo sabíais, ahora la Navidad empieza en los comercios a finales de Agosto. Y a nosotros dos, que se nos convence rápido pues... ya sólo nos falta ir por la calle aderezados con unas antenas del reno Rudolph cantando villancicos.

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Esto algunos lo verán como una simple estrategia comercial para atrapar al consumidor y sangrarle los ahorros. Que si la Navidad es un negocio, que si el espíritu navideño no existe, que este es otro método más para que los consumidores paguemos la crisis, que hay que tener cabeza, y todas esas frasecitas que uno ya se sabe de memoria. Y ojo, no digo que no sea así, pero a nosotros nos encanta. Aunque vaya... entrar en una charcutería y escuchar el White Christmas interpretado por Frank Sinatra nos ha parecido realmente excesivo. Casi te entraban ganas de tararearla siguiendo el ritmo que marcaba la dependienta cortando el chopped. Pero bueno, ha tenido su gracia.

Y oye, ¿no ha hecho lo mismo El Corte Inglés con la Vuelta al cole, empezando ya a finales de junio? Coña, que todos hemos sido niños, y era empezar vacaciones y ver las ciudades empapeladas con los cartelitos de esta gente recordándonos que ya podíamos reservar los libros y comprar los uniformes para el siguiente año. ¡Te destrozaban el verano! Pues oye, ya que se nos ha amargado toda la vida con esa cantinela, disfrutemos ahora del momento. Démosles las gracias por adelantarse tanto a los acontecimientos. Por hacernos ser previsores.

Y ahora, tras escribir esta soberana tontería de entrada, brindaría con una copa de cava y un cacho de turrón, pero al ir a la cocina vuelvo a la realidad: la realidad de que aún estamos en otoño, y que tengo una bandeja entera de Panellets esperando a ser devorados. Ñam ñam.

Así que, con vuestro permiso, voy a atender unos dulces asuntos...

25 de octubre de 2010

Crítica (III): Que se mueran los feos

En ocasiones a uno le entran dudas sobre si lo que tiene delante es una buena película (o entretenida sin más) o si lo que realmente está sucediendo es que uno a medida que pasa el tiempo acaba siendo benévolo en exceso ante lo que le entra por los ojos. ¿Me río por cualquier cosa? ¿Me emanan lágrimas de los ojos por cualquier cursilería o frasecita ñoña? Pues no lo acabo de tener claro del todo, y esto es algo que me he preguntado después de ver dos novedades en lo que a estrenos en formato doméstico se refiere: Que se mueran los feos y The blind side (aunque de ésta segunda ya haré mi particular crítica más adelante). Al final es lo de siempre: hay gustos para todo, y entre los míos estos dos films tienen su rinconcito.

Que se mueran los feos podría describirse como una reinvención de lo que hasta ahora había sido la comedia costumbrista y rural, pero eso sí, con el toque que le puede dar alguien que ha ejercido como director en películas y series como las premiadas Fuera de carta, 7 vidas, o Aída. Vamos, que cuando uno se enfrenta a este film intuye que algo que no va a faltar en él son carcajadas, y está en lo cierto, aunque si nos ponemos a compararla ésta, a juicio personal, sale perdiendo.

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Y cuando digo ésto último en ningún caso es en relación directa al aspecto coral de su reparto. Empezando por unos fenomenales y divertidísimos Javier Cámara y Carmen Machi (menudos carrerones ambos, tocando tanto la comedia más gamberra como el drama más lacrimógeno), y acabando en unos secundarios de lujo, como Hugo Silva, Ingrid Rubio, Tristán Ulloa, Julián López, María Pujalte, Kira Miró... o el del mismísimo Juan Diego. Es quizás en el dibujo de los personajes lo que hace que el film chirríe y no alcance a ser lo que debería y podría haber sido. Son, en este caso, los retratos excesivamente esperpénticos, muy exagerados, y con unas miserias interiores muchísimo más grandes lo que se acaba contando, los que hacen que uno no conecte del todo con los personajes que interpretan. Vamos, una excesiva caricaturez de éstos.

Pero si uno hace caso omiso de lo anterior y se toma el film como una mera sesión de entretenimiento y una invitación a la risa más desenfadada, se lo pasará muy muy bien. Porque todos los personajes, pese a la excentricidad y esperpento antes citado, acaban resultando entrañables y despiertan la simpatía rápidamente, ya sea la peluquera lesbiana interpretada por Ingrid Rubio, el tío en "fase terminal" por Juan Diego, o el personaje del loco/tonto del pueblo de Julián López (divertidísimo, como siempre).

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La historia es la que es, previsible al 100%, y las reflexiones que puede suscitar están más que trilladas (lo de "la belleza está en el interior" nos lo sabemos de memoria), pero un film como éste no se hace para descubrirle las américas al espectador, sino para intentar que, cuando los títulos de crédito irrumpan en pantalla, sea algo más optimista y esté de mejor humor. Y sobretodo, con una agradable sensación: la de haber pasado un buen rato.

Con Que se mueran los feos conseguí divertirme, pero me quedé con una sensación muy parecida a la que me asoló tras ver Pagafantas, otra de las comedias revelación de nuestro cine: la de que podía haber dado mucho más de sí.

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Y dejadme, sólamente, comentar dos momentos del film: el "¡Ay qué rico!", y cuando suena el Eres tú de Mocedades. Ya sabréis el por qué.

Nota: 6

15 de octubre de 2010

Vacaciones en el mar

Lavadoras a última hora, compras en el supermercado que podría haber hecho hace días, carreras en busca de productos que me faltan... vamos, lo que me ocurre siempre antes de cada viaje. Y con este no podía haber una excepción.

¡Y es que mañana nos vamos de crucero! Nuestro primer crucero... ¡y nuestro primer "todo incluído! Así que ganas no nos faltan, y si, por lo que fuera, decayeran lo más mínimo, ahí estará la barra libre para echarnos una mano. Así que escribo esta entrada a modo de "cierre" para los próximos ocho o nueve días. ¡Nos leemos a la vuelta! (perdón por expresar mi alegría de este modo, ya a sabiendas de que puede hincharle los bajos a más de uno que tenga que trabajar los próximos días).


Y por cierto, ayer noche vi Que se mueran los feos, la última película de Nacho García Velilla, y me encantó. Así que a la vuelta le haré una pequeña crítica en este blog.

13 de octubre de 2010

Burger King: Estado de sitio

¡Qué asco la comida rápida! ¡Donde esté un buen bistec que se quiten las hamburguesas de rata que sirven en estos centros! ¡Es pensar en ellos y se me quita el hambre! ¡Que los cierren todos y se vuelvan a su país! ...

Los que me conocen saben que el anterior párrafo sólo lo suscribiría en el caso de llevar una cogorza monumental, o de haber mezclado productos de esos que se encuentran en el botiquín, pero para el resto es mejor que lo deje claro: las primeras líneas van en coña. Y es que desde siempre me han encantado las hamburguesas. Para mí son un claro ejemplo de comida buena y barata. ¡Y encima te llena! Pero ha de haber gustos pa' tó, y ahí no me meto. Además de que este no es el tema de la entrada.

Resulta que hoy miércoles tenía fiesta en el curro, así que dediqué el día a realizar tareas domésticas pendientes, y a hacer algunas compras antes de irme de crucero. Y como no tenía ningún tipo de ganas de cocinar, se me ocurrió pasarme por el Burger King y comprar alguna(s) hamburguesa(s) para así tener el día completito. Pero no sé si ocurrirá en todas las ciudades, pero el Burger King de Girona es absolutamente espantoso. No por su lentísimo servicio, en el que pides para desayunar y te lo entregan a la hora de la cena, sino por la de especímenes que allí se encuentran y que te hace plantearte si la raza humana no es un error de principio a fin. Ahora ejemplifico la anterior oración.

Me acerco al mostrador mientras miro la cartelería de "variedades gastronómicas", y cuando intento quedar absorto, una niñata se pone a gritar y a darle golpetazos a una de las cajas registradoras al grito de "¡o me atiendes o te rompo la máquina! ¡Quiero un helao con chocolate! ¡¿Te rompo la máquina, eh?!". Por supuesto no había nadie que la regañara o que pareciera estar a cargo de ella, así que la ceporra (a la que seguro daban Clembuterol para desayunar) siguió con los gritos hasta que le llegó su turno. Pero eso no era todo.

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Aprovecha y sonríe ahora, que mañana estaremos los dos cagando ladrillos

En una de las mesas que quedan cerca de la estructura de cristal (o plástico, o lo que coño sea) había 4 criajos (sí, lo digo en tono despectivo por la educación que mostraban) pegando gritos, rompiendo las servilletas a cachitos, y tirándo al suelo los pedazos. Y al otro lado del cristal, una amiguita de éstos que empezó a escupir a él para que los gargajos quedaran a vista de todos. Los padres, como no, comiendo en la mesa de al lado como si la cosa no fuera con ellos. Todo un ejemplo. Pero ojo, que aún había más.

En las mesas del fondo del establecimiento había un par de tiarracos de pelo en pecho haciéndose un porro de hachís. Ahí, con dos cojones: uno fumando y el otro quemando la piedra con el mechero, todo bajo la atenta mirada de una preciosa niña que intentaba acabarse la hamburguesa de su menú infantil.

Así que para amenizar la espera hasta que me llegara el turno empecé a fantasear con una de esas películas en las que el héroe se toma la justicia por su mano (¿alguien ha citado a Dexter?), y consigue un par de cadenas con las que bloquea las puertas, y luego prende fuego al establecimiento con toda la chusma en su interior. Pero cuando empezaba a esbozar una sonrisa, volví de nuevo a la realidad: "-HolabuenosdíasleatiendeWilli¿quévaaquerer?" (así, todo junto, pronunciado de forma automática y sin, tan siquiera, mirarme a la cara).

Así que pedí lo primero que se me puso frente a los ojos, y me fui rápidamente para poder comer en el interior de mi coche. Almenos ahí no me dan ganas de entrar en un estado de locura similar al de Jack Nicholson en El Resplandor.

12 de octubre de 2010

Nos ha dejado Manuel Alexandre

Noqueado me encuentro al enterarme de que hoy ha fallecido el GRANDÍSIMO (superlativo y en mayúsculas) actor Manuel Alexandre, secundario de oro de nuestro cine, a la edad de 92 años y como consecuencia de un maldito cáncer. Y es que este "robaescenas" entrañable, que hizo (entre otros) que un servidor sintiera devoción por el séptimo arte, ha aparecido en más de 300 películas y pertenecía, en compañía de figuras ilustres como Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, o Agustín González, a una generación de actores que ha marcado enormemente la historia del cine español.

Debutó en 1945 sobre los escenarios, y en el cine en 1947 con Dos cuentos para dos, y, después, en 1953 con Bienvenido Mr. Marshall de Luis García Berlanga, del que acabaría siendo un habitual (véase Calabuch, Plácido, Todos a la cárcel, etc.). También tuvo una estrecha relación con José Luis Cuerda, director que lo acabó de catapultar con títulos tan y tan emblemáticos como La Marrana, Amanece que no es poco, El bosque animado, o Así en el cielo como en la tierra. Y en televisión también apareció en numerosísimas series, siendo, quizás, la más emblemática Los ladrones van a la oficina, la cual estuvo en antena durante 10 temporadas. ¿Acaso alguien no la recuerda?

Y es que es difícil poder resumir en condiciones la enorme trayectoria de este monstruo de la interpretación, y de una figura ligada a la cultura que recibió numeros premios avalando su carrera.

Se nos va otro de los grandes: un trabajador del cine, un buen hombre, y un ser humilde. Descansa, maestro.

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8 de octubre de 2010

Crítica (II): Kick-Ass: ¡Es hora de las putas hostias!

Con un día de retraso debido a que uno es vago por naturaleza, aquí va la que es mi crítica a este film dirigido por Matthew Vaughn (director de, entre otras, Stardust y Layer Cake: Crimen organizado), el cual, ya lo adelanto, me entusiasmó. Aunque he de reconocer que no he leído jamás el cómic guionizado por Mark Millar y dibujado por John Romita Jr. en el cual se basa el film, por lo que no podré comparar si ha sido o no una fiel adaptación de éste.

Para meternos ya de lleno, Kick-Ass gira entorno a la figura de Dave Lizewski (el poco conocido por estos lares Aaron Johnson), un freak entusiasta de los cómics y de los superhéroes, y un hombre invisible para las chicas. Así que un buen día decidirá convertirse en un superhéroe pero sin necesidad de tener superpoderes o haber realizado un entrenamiento previo, todo inspirado por los cómics y tras comprar en Ebay un disfraz que esconde bajo su ropa. Esto es, digamos, una puñalada en toda regla a las películas tradicionales de los superhéroes. Pero una puñalada muy muy agradable.

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Como es de esperar, el bueno de Dave se verá envuelto en varios altercados que le transformarán en otro tipo de persona (no me gusta destripar las películas, de ahí mi poca concisa y clara sinopsis), y conocerá a dos locos vigilantes de la ciudad: Hit Girl (Chloe Moretz, a quien ya hemos visto en (500) días juntos, The Eye, o La morada del miedo) , y a su padre, Big Daddy (el grandísimo Nicolas Cage), los cuales encabezan una lucha contra el jefe de la mafia local (Mark Strong, villano también en Sherlock Holmes y Robin Hood). Y mención, también, al hijo de éste: Christopher Mintz-Plasse (el gran McLovin' en Supersalidos).

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Con todo esto, y mezclado en la turmix convenientemente, nos encontramos ante un producto muy sólido, con aires de El Quijote, en el que todo el mundo, con una buena dosis de locura, y otra muy generosa de valentía, puede llegar a ser quien quiera y/o conseguir sus objetivos, aunque éstos reclamen el pago de un peaje. Una historia en la que las escenas de acción salvaje empapan al espectador y en las que es imposible no gesticular sonrisa alguna.

Porque Kick-Ass sólo exige una cosa por parte del espectador, y es que se despoje de cualquier tipo de principio y la vea únicamente con voluntad de entretenerse. El resto ya lo ofrece el film: adrenalina, tensión, humor, violencia, grosería, sangre, amputaciones, descaro... y un sinfín de cosas más, excepto el aburrimiento. Y más aún con la banda sonora tan arrolladora que tiene: Prodigy, Gnals Barkley, etc. ¡Y el tema principal de la BSO de La muerte tenía un precio!

Una buena película que hará que se recuerde durante mucho tiempo la actuación de Hit Girl (¡sólo tenía 11 años cuando realizó el papel!) y de la que ya se está preparando una secuela prevista para 2012. La esperaremos con muchas ganas.

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Nota: 7,5

6 de octubre de 2010

Me cago en... el 1004

Joder, si es que te están obligando. Siempre he querido pensar que son unos pobrecitos, que no tienen más remedio, que almenos trabajan (que no sigan, pues lo del trabajo digno ya lo inventó María Patiño para justificarse con el famoseo)... pero es que al final a uno se le acaban hinchando los huevos y no tiene otra opción que dejarlo por escrito para así desahogarse.

¿Que quieres echar la siesta? No te preocupes que te llamarán para ofrecerte el Imagenio de los cojones. ¿Que no has de madrugar y te quieres despertar un poquitín tarde? Pues alguno te dará los buenos días comentándote que te regalan 500 minutos de llamada durante los fines de semana. ¿Que esperas una llamada importante? Tranquilo, que muy amablemente te colapsarán la línea para soltarte lo de que eres un "cliente especial". ¿Que estás echando un polvo? Pues... bueno, mejor que eso no suceda.

Pese a que cuando escribo estas líneas puedo parecer más basto que un bocata de escombros, lo cierto es que soy una persona que peco de excesiva amabilidad. No suelo querer montar escenas, me cuesta decir que no a las cosas, y siempre tengo un "merci" o "gracias" en la boca. Pero cuando estos tipos te llaman de 2 a 3 veces por semana, y no sirve de nada decirles de buenas maneras que no vuelvan a llamar, enviarlos a tomar por culo, colgarles, o pegar el teléfono al altavoz del televisor, a uno le invade la mala leche. Así que, si vuestro padre o madre trabaja en Telefónica ofreciendo sus servicios de este modo tan agresivo, le agradecería que le dijera, desde el respeto más absoluto, que se fuera a tomar por el ojete.

Sin ir más lejos, hace un rato me han llamado al fijo, y en cuanto me han preguntado si el que estaba al teléfono era el señor tal, han empezado con su acoso y derribo (nota: la charla fue mucho más larga, pero ya he empezado a olvidarla):

- Buenos días señor tal, le llamamos porque es usted uno de nuestros mejores clientes, y tras estudiar su factura queremos ofrecerle una oferta buenísima, 500 minutos de llamas gratis durante los fines de semana...
- Se lo agradezco, pero no estoy interesado...
- Ya, entiendo. Pero tras estudiar su factura queremos ofrecerle esta estupenda oferta y que pueda seguir disfrutando de nuestros servicios con aún mejores...
- Ya, pero no estoy interesado, de verdad.
- Ah ya. Entiendo. ¿Qué le parece nuestro servicio?
- Bien, muy bien. Todo correcto. Es por eso que no quiero cambiar, porque todo me va bien. ¿Así que para qué cambiar? Se lo agradezco, gracias por llamar pero no me interesa.
- Entonces le informo de que por el mismo importe que paga, usted podrá disfrutar de Imagenio, llamadas ilimitadas al...

El psycho-killer este ya empezaba a destrozarme mentalmente, y yo ya llevaba rato blasfemando en arameo y ciscándome en su santa madre.

- Vamos a ver, ¡que no quiero nada! Ya se lo he dicho varias veces, no siga por favor.
- ¿Por qué no quiere Imagenio? Le regalaremos muchos canales para que usted disfrute delante del televisor...
- Escuche, se lo repito: ¡No me interesa! No siga, porque no quiero ningún servicio más, ni cambiar de oferta, ni nada. ¿De acuerdo? Gracias de nuevo pero no.
- Ah, ya. Entiendo. ¿Por qué no quiere Imagenio? El importe de su factura va a ser el mismo y los servicios que le ofre...
- Por que lo tuve hace tiempo y me pareció una porquería, y no le doy más detalles.
- Ah, ya. Entiendo entonces. Pero con la oferta que le propondré usted se podrá dar de baja después de un año y...

Y aquí es cuando los nervios y la mala leche me invadieron y no pude más:

- A ver tío, ¿me estás empezando a tocar los huevos, eh? ¡Cagondiós!

Seguidamente le colgué, tiré el teléfono con rabia contra el sofá, y vociferé un insulto. No recuerdo cual, pero no creo que fuese agradable. Eso sí, espero que le estén pitando los oídos durante lo que queda de día. Entiendo que es su trabajo, y que seguramente en muchas ocasiones les resultará desagradable tener que lidiar con lo que se encuentran al otro lado del auricular, pero no soporto a aquellos que les importa tres pimientos lo que les estés diciendo que ellos seguirán a lo suyo, en ofrecerte el oro y el moro. Pues con estos ni educación ni leches (aunque con el resto aguante hasta el final y me despida educadamente, tal y como se merecen).

Así que para calmarme me preparé un café y me puse una película en Blu-ray, Kick Ass, de la que espero escribir la crítica a lo largo de mañana, día en que sale oficialmente a la venta pero que un servidor pudo agenciarse hace ya un par de días.

Y es que estos tipejos te hacen sufrir más que al Conde de Montecristo.

4 de octubre de 2010

Me cago en... Sara Carbonero

Pues sí. Estoy hasta los mismísimos cojones de esta tipa, contra la cual, hasta hace relativamente poco, no tenía ningún tipo de aversión. Pero es que en el último año esta señorita no hace más que copar titulares de noticias rosas y/o amarillistas, aparecer en portadas de revistas, protagonizar spots de televisión, y aparecer en mil y un programas hablando de lo duro que ha trabajado (oh, pobre... la de periodistas en paro que hay y ella, sin haber terminado la carrera, tiene un sueldazo que da miedo), y de lo difícil que es llevar una vida amorosa con un futbolista multimillionario como Iker Casillas (claro claro...).

Ojo, que no se me malinterprete: no estoy en contra de que esta chica aproveche las oportunidades que este país de toros, fútbol, y putas le está otorgando, al contrario. De lo que estoy en contra es de que se siga aupando a personas como ésta que si están dónde están es gracias a tener un físico envidiable. Porque mal no hace su trabajo, eso está clarísimo, pero muchísimas (y muchísimos) lo hacen enormemente mejor y no pasan de ser uno más en el grupo. Y es que cuando a uno le da por explotar al máximo sus atributos físicos y hacer de ellos su máxima, entra voluntariamente en el juego de la televisión, machista para unos, lógico y racional para otros. Cada uno tiene sus armas y las usa como mejor sabe, pero que sea consciente de ello cuando los años pasen.

Elegida como la presentadora de deportes más guapa del mundo por la edición norteamericana de la revista FHM, modelo para la nueva campaña de los productos Pantene, próxima cara de los cereales Special K, reclamo para vender pulseras que, convenientemente, luce en las conexiones de las retransmisiones deportivas, etc. La lista es interminable, y sobre ella se habla de todo menos de lo que se debería de hablar: que trabaja como redactora y presentadora de deportes en Tele5. Pero esto es España, país de pandereta y de catetismo exponencial. Creo que con esto lo digo todo.

Y por si aún había dudas, van y la premian con La Antena de Oro en el apartado de Televisión que anualmente concede la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España. Manda cojones. ¿Qué será lo próximo? ¿El Premio Nobel a Belén Esteban? ¿Nos hemos vuelto locos?

Sosa, insípida, y sin chispa ni carisma. Y dejando claro que le gusta más la fama que a un tonto un lápiz. Por favor, que deje los informativos para gente seria, y que se dedique a otro tipo de shows más acordes con lo que parece andar buscando.

No soporto en lo que se ha (y la han) convertido.